Si bien hubo una mejoría ostensible hay mucho camino por recorrer aún en esta búsqueda del adecuado funcionamiento. Pero hubo señales y las mismas bastaron para vencer a Quilmes, un rival que también sufre el no transitar por la senda positiva aunque con otras urgencias.
Ganó Sionista porque sus jugadores pusieron ese plus individual que venía faltando. Digamos… esa “pimienta”, ese ingrediente surgido de lo singular en beneficio de lo colectivo.
Se arrastraban 4 derrotas y los semblantes eran sombríos, despojados de dramatismo, pero sí tensos, se palpaba una sensibilidad negativa. Se sentía esa presión que causan los resultados adversos sucesivos, lo cual se agudizaba porque más allá de la acción u oposición de los oponentes de turno habían quedado al desnudo profundas desinteligencias con íntima relación a niveles particulares por debajo de las aptitudes y una sensación inherente a que la ficha foránea no revestía discusiones por su calidad sino por las necesidades manifiestas, no supuestas.
Y el “despertar” de Mariano Byro -incendiando redes y defendiendo como un león al "Edu"-, los chispazos de ese talento extraordinario de Juan Cantero, la voluntad de Antwon Hall en adaptarse a que el juego no pasa solo por él, y la predisposición de Mike Robinson en adecuarse a un rol excepcional como lo es tirarse mas como “4” que como “3”, fueron los signos para poder creer en un nuevo andamiaje o mejor dicho, en el lograr llevar a la práctica efectiva lo que se planifica en la semana.
Sionista defendió bien. Esencialmente en lo que respecta a su dinámica y fortaleza tanto mental como física. Sí; es real que Quilmes jugó con un Kwan Johnson más cerca del corte que de quedar, o que Maciel estuvo como circunscripto solo a defender, o que cuando estuvo parcialmente arriba en el tablero se relajó y perdió bolas por sí solo, o que cuando mejor se estaba “nutriendo” a Reynolds se dejó de pasar la redonda abajo o que en el momento más positivo de Romero su coach lo sacó… Todo esto es veraz, indudable, pero no desdibuja la recomposición de un Sionista cuyo objetivo primario era ganar, fuera como fuese.
Por eso, concesiones marplatenses al margen, o si se quiere, con un contrincante muy distinto a lo que produjo Boca el viernes, Sionista no obstante también tuvo méritos y la cualidad mas enérgica resultó el reverdecer las virtudes personales de valores como Byro y Cantero, de modo preponderante por parte de Marianito que cumplió su mejor labor desde el regreso a las canchas.
Pero de igual manera tiene que aclararse que esta versión no es la más ajustada a lo que puede otorgar la conjugación de nombres que posee el Centro Juventud. Falta aún que explote un más elocuente poder de resolución ante diversas situaciones. Diría que conjugar en la exacta medida el amor propio, el orgullo, con la riqueza técnica, la idoneidad que cada uno tiene desde su “cuna” basquetbolística.
Y en ello mucho tiene que ver la estructura, el esqueleto de la formación. Y como no deseamos ser reiterativos, expondremos sobre Hall que cumplió con creces la cuota imprescindible en lo que atañe a coraje y determinación para acometer el uno contra uno, contagió a sus compañeros con una explosividad elogiable y hasta sedujo a la gente con anotaciones de excepción.
No obstante, en esta declaración “aprobadora”, no conformista, deseamos repetir que –sin discutir las dotes innegables de Antwon- y ahora agravado por la lesión de Ale Burgos, habrá que ver de aquí en más si es realmente el extranjero que el Centro Juventud necesita.
Dictamen final… No estamos pidiendo “peras al olmo”… Sabemos que se puede exigirle más a este Sionista Modelo 2007/08.
La revolución en singular de Mariano y Juan, como el aparente reacomodamiento de Antwon, la perseverancia de Mike en aceptar el rol que le indiquen y hacerlo dignamente, como el admirable tesón del Ale Zilli ahora deben hallar regularidad, consistencia y para plasmarlo será trascendente la firmeza mental y sacrificio de cada uno de ellos para el bien común de un plantel que sin vacilaciones puede estar mucho más arriba.
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