El título se ajusta a la realidad del Centro Juventud Sionista en esta temporada 2007/08. Es que si bien resulta imposible que hoy afronte dos partidos en un día, lo concreto es que el team paranaense deberá primero superarse a sí mismo y mediante esa corrección del rumbo propio pretender vencer el enorme obstáculo que representa el jugar ante un calificado equipo como Peñarol de Mar del Plata. La cita en el “Moisés Flesler” es a las 21. Dirigen Diego Rougier y Oscar Brítez. Transmite LT 14.
Vale la pena en esta previa explayarse en un interrogante que surge desde el aficionado común, y/o anda dando vueltas en el ámbito especializado o pasillos del básquet local, sobre la performance del conjunto “Albiceleste”.
Diríamos que la más escuchada pregunta por estas últimas horas es ¿cuánta razón tiene el coach en auto inmolarse como lo hizo en la nota del Diario UNO y reproducida por LT 14 Digital y otros medios locales?.
La respuesta es simple. Sebastián Svetliza, con una enorme solidaridad y respeto por sus dirigidos, buscó el efecto de descomprimir la tensión de sus jugadores y cargar él con el peso de la coyuntura.
Su “culpa”, por así rotularla, es que el elenco por él elegido no halló tan rápido como en otras temporadas el punto de fusión, y en estos casos suele suceder que surgen de modo inequívoco dudas, incertidumbre en lo inherente a si fue tan acertada la elección realizada oportunamente de los nacionales o se mide el éxito de los recambios foráneos.
Es inevitable que brote esa vacilación…
Sionista ha dejado en su proceso desde la mas baja división de Ascenso un sello de orden, de equilibrio, de responsabilidad ejemplar, como se respetuosidad admirable por las relaciones interpersonales, desvelándose porque con los grupos conformados año tras año se cuiden tan estrictamente las condiciones profesionales como los valores humanos más esenciales.
Y en ello profunda incidencia tuvo justamente el joven head coach respaldado por un grupo de dirigentes/empresarios que le dieron amplia potestad en las resoluciones.
Las mismas condujeron al armado de un plantel de calificadas individualidades, de innegable talento y conocedores de la entidad en su mayoría (Cantero/Byro/Zilli/Hure/Mike/Todd), los reclutados principales con no menos de dos años en la institución (Carnovale/Iglesias/Claude, entre otros), más la llegada de un paranaense que supo ser dirigido por Sebastián en selecciones de la FEB (Jaworski) y Alejandro Burgos, un hombre de dilatada trayectoria y por consecuencia “garantido” en su poder de adaptabilidad.
De igual manera la prosecución del Cuerpo Técnico y Médico, como el crecimiento de los directivos en ese “empaparse procedimental” en la élite, reafirmó los optimistas pronósticos de mejorar la muy buena campaña del debut en la 2006/07.
La lesión de Mariano obligó a cambiar sobre la marcha los planes e invitarlo a sumarse a Fernando Malara, dando en la tecla con el “Negro” por su personalidad criteriosa y sabedora que afrontaba un desafío particular.
El guardia de destacado currículum no desentonó. Tampoco brilló, pero sin descollar su equipo con él y con el “Veterano” Williams, Sionista daba una imagen no tan eficaz como en la temporada anterior, pero se evidenciaba una preocupación por ir puliendo detalles que no eran tan gruesos.
El retraso primero y la confirmada vuelta de Byro y el cambio del mas experimentado de los americanos causó una fractura en ese circuito que lentamente empezaba a cohesionarse.
Marianito, lejos de su real potencial físico y un Roddick de características netamente ofensivas y hasta de alguna manera anárquico, provocaron un desequilibrio indisimulable.
La estructura daba síntomas de descompensación y a la par se cayó un hombre a nuestro juicio “clave” como Juan Cantero.
Es que las derrotas y la mecánica irregular de la formación fueron haciendo mella en lo anímico, y hay jugadores como Juan Pablo que para explotar en sus aptitudes, necesitan de cierto “clima” para tener la cabeza “limpia” e irrumpir con sus dotes singulares al servicio de lo colectivo.
Un Byro “distinto” y un Roddick diríamos hasta contraproducente, calaron hondo (por mas que no se diga abiertamente).
A Mariano había que esperarlo y quizás uno de los desaciertos mas evidentes fue (amén de la contratación del tercer estadounidense) no percibir más rápido que era imprescindible otro recambio, más aún… que el mismo refuerce las pintadas y no sea tan perimetral.
Los partidos pasaron y pese al esfuerzo de Riddick por convencer, el destino era cantado ya desde sus dos primeras presentaciones.
La llegada de Antwon Hall reafirmó la idea del coach en que era imprescindible reforzar el perímetro. Cantero con pronunciados altibajos (como circunscripto a una función muy rígida para su estilo) y Byro sin explotar en su real nivel, más un Robinson también de rachas pronunciadas seguramente robustecían la idea del técnico.
Y Hall dio muestras de mayor calidad que Riddick, sin discusiones, pero más de lo mismo. O sea… La tendencia del coach en “acicatear” a sus dos franquicias nacionales de estirpe goleador no era desacertada, pero sí era un riesgo, un desafío que por un lado tiró síntomas de reacción de la buena en el base y el escolta, pero a su vez la baja de Ale Burgos, el evidente desgaste que sufre sucesivamente Ale Zilli, la incomodidad disimulada de Mr. Robinson como “4” y un Dani Hure también algo intermitente (como atado…) dejaron al desnudo nuestro pálpito: Sionista con el correr de la competencia iría “dividiendo” el área externa y deteriorando la potencia interna.
Por lo expuesto, si algo se le podría endilgar a Svetliza fue la apuesta encarada en cuanto a los resultados pasados de este 2008, aunque no puede obviarse que la “suerte” en lo que atañe a lesiones y/o golpes sufridos (ejemplo hombro de Pablo, rotura de tabique de Juan Pablo y otras afecciones de Mike y el mismo Ale, etc, etc…) complicaron el “laboratorio” por calle Carbó y Monte Caseros. Pero la Serie Regular no concluyó…Y Svetliza a la larga ha ganado desafíos con los cuales no hemos coincidido. Y esa es la derecha que debemos seguir dándole al entrenador.
Nuestra convicción es tan grande como la de él. Creemos firmemente que, fuera de toda discusión en lo que respecta a las cualidades innegables de Hall, Sionista precisa un “4” foráneo que de una mano más adentro que afuera y que así recuperen sus “potestades” (por nadie sacadas mediante una orden contundente…) hombres creativos en la búsqueda del gol como Byro y Cantero.
Pero lo nuestro es solo perspectiva… Punto de vista… Posición. Nada más que eso. Hay un solo técnico, hay un solo líder y se llama Sebastián Svetliza, quien más allá de su elogiable conducta de no mandar al frente al equipo se hizo cargo de todo lo que ocurre con este pasado próximo y presente poco halagüeño de un Sionista que como meta fundamental debe recuperar plenamente la fe en sí mismos de Byro y Cantero para -a partir de sus reencuentros con sus “libertades” individuales-, junto a una mayor regularidad en su posición más cómoda de Mike, realizarle los últimos ajustes al resto con miras a lo que resta de esta etapa previa a las batallas cruciales.
Vale la pena en esta previa explayarse en un interrogante que surge desde el aficionado común, y/o anda dando vueltas en el ámbito especializado o pasillos del básquet local, sobre la performance del conjunto “Albiceleste”.
Diríamos que la más escuchada pregunta por estas últimas horas es ¿cuánta razón tiene el coach en auto inmolarse como lo hizo en la nota del Diario UNO y reproducida por LT 14 Digital y otros medios locales?.
La respuesta es simple. Sebastián Svetliza, con una enorme solidaridad y respeto por sus dirigidos, buscó el efecto de descomprimir la tensión de sus jugadores y cargar él con el peso de la coyuntura.
Su “culpa”, por así rotularla, es que el elenco por él elegido no halló tan rápido como en otras temporadas el punto de fusión, y en estos casos suele suceder que surgen de modo inequívoco dudas, incertidumbre en lo inherente a si fue tan acertada la elección realizada oportunamente de los nacionales o se mide el éxito de los recambios foráneos.
Es inevitable que brote esa vacilación…
Sionista ha dejado en su proceso desde la mas baja división de Ascenso un sello de orden, de equilibrio, de responsabilidad ejemplar, como se respetuosidad admirable por las relaciones interpersonales, desvelándose porque con los grupos conformados año tras año se cuiden tan estrictamente las condiciones profesionales como los valores humanos más esenciales.
Y en ello profunda incidencia tuvo justamente el joven head coach respaldado por un grupo de dirigentes/empresarios que le dieron amplia potestad en las resoluciones.
Las mismas condujeron al armado de un plantel de calificadas individualidades, de innegable talento y conocedores de la entidad en su mayoría (Cantero/Byro/Zilli/Hure/Mike/Todd), los reclutados principales con no menos de dos años en la institución (Carnovale/Iglesias/Claude, entre otros), más la llegada de un paranaense que supo ser dirigido por Sebastián en selecciones de la FEB (Jaworski) y Alejandro Burgos, un hombre de dilatada trayectoria y por consecuencia “garantido” en su poder de adaptabilidad.
De igual manera la prosecución del Cuerpo Técnico y Médico, como el crecimiento de los directivos en ese “empaparse procedimental” en la élite, reafirmó los optimistas pronósticos de mejorar la muy buena campaña del debut en la 2006/07.
La lesión de Mariano obligó a cambiar sobre la marcha los planes e invitarlo a sumarse a Fernando Malara, dando en la tecla con el “Negro” por su personalidad criteriosa y sabedora que afrontaba un desafío particular.
El guardia de destacado currículum no desentonó. Tampoco brilló, pero sin descollar su equipo con él y con el “Veterano” Williams, Sionista daba una imagen no tan eficaz como en la temporada anterior, pero se evidenciaba una preocupación por ir puliendo detalles que no eran tan gruesos.
El retraso primero y la confirmada vuelta de Byro y el cambio del mas experimentado de los americanos causó una fractura en ese circuito que lentamente empezaba a cohesionarse.
Marianito, lejos de su real potencial físico y un Roddick de características netamente ofensivas y hasta de alguna manera anárquico, provocaron un desequilibrio indisimulable.
La estructura daba síntomas de descompensación y a la par se cayó un hombre a nuestro juicio “clave” como Juan Cantero.
Es que las derrotas y la mecánica irregular de la formación fueron haciendo mella en lo anímico, y hay jugadores como Juan Pablo que para explotar en sus aptitudes, necesitan de cierto “clima” para tener la cabeza “limpia” e irrumpir con sus dotes singulares al servicio de lo colectivo.
Un Byro “distinto” y un Roddick diríamos hasta contraproducente, calaron hondo (por mas que no se diga abiertamente).
A Mariano había que esperarlo y quizás uno de los desaciertos mas evidentes fue (amén de la contratación del tercer estadounidense) no percibir más rápido que era imprescindible otro recambio, más aún… que el mismo refuerce las pintadas y no sea tan perimetral.
Los partidos pasaron y pese al esfuerzo de Riddick por convencer, el destino era cantado ya desde sus dos primeras presentaciones.
La llegada de Antwon Hall reafirmó la idea del coach en que era imprescindible reforzar el perímetro. Cantero con pronunciados altibajos (como circunscripto a una función muy rígida para su estilo) y Byro sin explotar en su real nivel, más un Robinson también de rachas pronunciadas seguramente robustecían la idea del técnico.
Y Hall dio muestras de mayor calidad que Riddick, sin discusiones, pero más de lo mismo. O sea… La tendencia del coach en “acicatear” a sus dos franquicias nacionales de estirpe goleador no era desacertada, pero sí era un riesgo, un desafío que por un lado tiró síntomas de reacción de la buena en el base y el escolta, pero a su vez la baja de Ale Burgos, el evidente desgaste que sufre sucesivamente Ale Zilli, la incomodidad disimulada de Mr. Robinson como “4” y un Dani Hure también algo intermitente (como atado…) dejaron al desnudo nuestro pálpito: Sionista con el correr de la competencia iría “dividiendo” el área externa y deteriorando la potencia interna.
Por lo expuesto, si algo se le podría endilgar a Svetliza fue la apuesta encarada en cuanto a los resultados pasados de este 2008, aunque no puede obviarse que la “suerte” en lo que atañe a lesiones y/o golpes sufridos (ejemplo hombro de Pablo, rotura de tabique de Juan Pablo y otras afecciones de Mike y el mismo Ale, etc, etc…) complicaron el “laboratorio” por calle Carbó y Monte Caseros. Pero la Serie Regular no concluyó…Y Svetliza a la larga ha ganado desafíos con los cuales no hemos coincidido. Y esa es la derecha que debemos seguir dándole al entrenador.
Nuestra convicción es tan grande como la de él. Creemos firmemente que, fuera de toda discusión en lo que respecta a las cualidades innegables de Hall, Sionista precisa un “4” foráneo que de una mano más adentro que afuera y que así recuperen sus “potestades” (por nadie sacadas mediante una orden contundente…) hombres creativos en la búsqueda del gol como Byro y Cantero.
Pero lo nuestro es solo perspectiva… Punto de vista… Posición. Nada más que eso. Hay un solo técnico, hay un solo líder y se llama Sebastián Svetliza, quien más allá de su elogiable conducta de no mandar al frente al equipo se hizo cargo de todo lo que ocurre con este pasado próximo y presente poco halagüeño de un Sionista que como meta fundamental debe recuperar plenamente la fe en sí mismos de Byro y Cantero para -a partir de sus reencuentros con sus “libertades” individuales-, junto a una mayor regularidad en su posición más cómoda de Mike, realizarle los últimos ajustes al resto con miras a lo que resta de esta etapa previa a las batallas cruciales.
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